
Pablo Picasso (1881-1973). Cabeza de mujer, Vallauris, 9 mayo 1951. Museo Picasso Málaga. Donación de Christine Ruiz-Picasso. Foto: Rafael Lobato © Museo Picasso Málaga © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2025
Cabeza de mujer
Vallauris, 9 mayo 1951
English version
Hace setenta y cuatro años, en mayo de 1951, Pablo Picasso realizó la cerámica Cabeza de mujer.
«A medida que Picasso se afianza en el dominio de la cerámica empieza a utilizar soportes más complejos, dejando atrás los platos de los primeros tiempos. En este caso, el soporte deviene parte integrante de la obra, en un proceso singular de apropiación de las formas por parte del artista. Una de las variantes más interesantes será el trabajo sobre piezas prefabricadas, consiguiendo a partir de ellas figuras zoomórficas o antropomórficas. Cabeza de mujer proviene de un diseño de Suzanne Ramié, concretamente un vaso de arcilla blanca cocida con dos asas. La pieza está pintada con engobes y óxidos, y Picasso realiza también ligeras intervenciones, como algunas incisiones. Como de costumbre en este tipo de obra, utiliza muy pocos colores. En las figuras femeninas, el artista acostumbra a rematar la parte superior de las piezas con diferentes soluciones, ya sea pintando un recogido de cabello o simplemente una decoración a modo de tocado, como en este caso. Destaca el carácter ambivalente de las asas, que, si en un búho podrían significar el aleteo de las alas, en un rostro femenino remitirían a unas trenzas [1]. Picasso era capaz de subvertir este proceso de asociación mental y, partiendo de esta misma pieza base, convertirla en un búho o en un fauno, tal como hiciera con piezas similares a esta.
Pablo Picasso (1881-1973). Búho con cabeza de fauno, Vallauris, otoño 1947. Museo Picasso Málaga. Donación de Christine Ruiz-Picasso. Foto: Rafael Lobato © Museo Picasso Málaga © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2025
Si bien su inicio en la cerámica se sitúa a mediados de los años cuarenta, hacia 1902-1903 realizó diversos dibujos que representaban cerámicas antropomórficas, sobre todo cuerpos de mujer [2]. Coetáneamente había podido ver, en el estudio del escultor Paco Durrio, algunas de las cerámicas escultóricas de Gauguin de corte similar. Picasso tendría muy presentes esas obras del artista francés, que eran a su vez reminiscencias de culturas antiguas, por ejemplo de Grecia o Sudamérica. En su origen tenían finalidades decorativas o bien estaban ligadas a prácticas ceremoniales, como los ritos de fertilidad.
Pablo Picasso (1881-1973). Busto de mujer con los brazos cruzados, Barcelona, 1902. Museu Picasso, Barcelona. Donación Pablo Picasso, 1970. © Museu Picasso, Barcelona. Fotogasull © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2025
No se pueden ignorar un par de conceptos que subyacen en estas creaciones: la sensualidad y el humor. Por una parte, las formas de los jarros, vasos y vasijas son depositarios de una intrínseca sensualidad, formas rotundas y susceptibles de ser interpretadas en clave femenina. Y en segundo lugar, está la necesidad picassiana de jugar, de imprimir su sello a través de un giro o un juego visual, una actitud que proviene de lo más profundo de su personalidad y que se manifiesta sobremanera en la cerámica» [3].
[1] THEIL, Harald. «Les vases plastiques de Picasso». En: GAUDICHON, Bruno y Joséphine Matamoros. Picasso céramiste et la Méditerranée [Cat. Exp. Centre d’Art des Pénitents Noirs (Aubagne), 2013]. París: Gallimard, 2013, p. 68.
[2] Entre otras, Busto de mujer con los brazos cruzados, de 1902, del Museu Picasso, Barcelona (MPB 110.451)
[3] Comentario de Eduard Valles en: LEBRERO, José. Pablo Picasso: nueva colección, 2017-2020. [Cat. Exp. Museo Picasso Málaga, 2017]. Málaga: Museo Picasso Málaga, 2017, pp. 326-327.
Otros artículos de Universo Picasso
Exposiciones relacionadas

Pablo Picasso: estructuras de la invención
La unidad de una obra