9 —— 10 mayo 2023

Pasado y futuro de la escultura moderna

Seminario Internacional

Vaciado en yeso del “Esclavo agonizante” de Miguel Ángel junto a “Cabeza de mujer” de Picasso (1931), Mougins [1964-1972]. © Roberto Otero. Museo Picasso Málaga, 2023 © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2023.

Durante el siglo XIX, la escultura estuvo a punto de ser excluida de las artes para ser considerada un noble oficio. Tan solo una revolución pudo liberarla de su destino.

Werner Spies, historiador de la confianza de Picasso y especialista fundamental en catalogar sistemáticamente la escultura del artista, cuenta que, en 1971, cuando el pintor vio en su estudio de Mougins una primera maqueta de su libro con las imágenes de las esculturas organizadas, le expresó su emoción exclamando: “Uno tiene la impresión de haber descubierto una civilización desconocida”.

La exposición Picasso escultor. Materia y cuerpo, que da marco a este seminario, es reveladora de lo anterior. Consta de una selección de piezas realizadas en un arco temporal de casi seis décadas en la trayectoria del malagueño, y es testimonio del bien conocido y estudiado dinamismo dialéctico picassiano que cruza, con inagotable audacia y probada rebeldía creativa, las etiquetas convencionales de tradición y vanguardia, o de clasicismo y anticlasicismo. Es esta una muestra en la que, como el universo incógnito al que se refería el propio Picasso, se evidencia la tensión del siempre cambiante equilibrio entre el pasado y el futuro del arte, en un momento histórico determinado.

A principios del siglo XX, la estatuaria clásica dejó de ser la referencia exclusiva para los escultores europeos, que supieron apreciar en otras culturas —entonces llamadas “primitivas”—, nuevas posibilidades plásticas, formales y conceptuales. El desarrollo de esta nueva sensibilidad se topó en 1917 con la llamada masiva al frente para luchar durante la Primera Guerra Mundial, que coincidió con la muerte de Auguste Rodin. Estos factores provocaron un giro en la estética escultórica. Olvidar a Rodin, —“oublier Rodin” como se conocía entre los artistas de la época—, fue una reacción radical a su modo de concebir la escultura.

Sin embargo, la revolución de la escultura moderna no corrió solo a cargo de los escultores convencionales, sino que los pintores también tomaron la palabra. Finalizado el siglo diecinueve, ya habían comenzado años de experimentación con nuevos lenguajes y significados. Gauguin, Matisse, y por supuesto Pablo Picasso, entre muchos otros, liberados de la academia, se sintieron con la capacidad de poder dictar las normas de la nueva escultura, a tiempo real.

Generaciones posteriores recogieron el testigo de aquellos pioneros de la escultura moderna, experimentando y poniendo en práctica maneras alternativas de formalizar el objeto artístico, hasta llegar a lo que conocemos hoy en día por escultura, un campo expandido, conceptual y formalmente, en el que la ambición de “dar vida física” al espíritu humano no parece disfrutar de demasiada atención.

En el marco de la exposición Picasso escultor. Materia y cuerpo, se ofrece un recorrido por la genealogía de la escultura del siglo XX, desde sus fuentes antiguas hasta la contemporaneidad.

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Exposición relacionada

Picasso escultor. Materia y cuerpo